TESTIMONIO DE PRIMAVERA ECLESIAL – Mario Peresson Tonelli
Nació el 27 de noviembre de 1940 en Mosquera (Cundinamarca). Hijo de obreros migrantes italianos. Fue el segundo de cinco hijos de la familia. Hizo primaria y bachillerato en el Colegio de los Sagrados Corazones de Mosquera. Ingresó a la Sociedad de Don Bosco (Padres Salesianos) en 1957. Estudió teología y se ordenó como sacerdote en Roma cuando allí se realizaba el Concilio Vaticano II (1962-1965), cuya apertura y sensibilidad hacia los grandes anhelos humanos impactó profundamente en él. Tuvo el coraje juvenil de abrirse al Espíritu que sopló para renovar a la Iglesia mientras otros optaban por cerrarse y construir un muro que defendiera los privilegios y el poder de la
cristiandad.
De Roma va a Paris a hacer su doctorado en teología. Vivirá el levantamiento estudiantil de mayo de 1968. Las plazas se llenaron de debates y discusiones contestatarias. Las barricadas cerraron las calles pero abrieron nuevos caminos. Una revolución cultural emergió con poder y con imaginación. La sociedad estaba rompiendo esquemas opresores y dando vía a alternativas portadoras de libertad y rebeldía. Mario escuchaba a Sartre en la plaza y plasmaba su espíritu en su tesis doctoral: La iniciación cristiana en San Ambrosio de Milán.
Cargando en su corazón la revolución eclesial del Concilio Vaticano II y la revolución estudiantil de Mayo del 68, Mario regresa a Colombia en 1969 y se encuentra con las conclusiones de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Medellín pocos meses antes. Teniendo como punto de partida las conclusiones de Medellín dará comienzo al proyecto de catequesis juvenil “Denuncia-Encuentro”. Como rector del Colegio Salesiano León XIII convocará a otros colegios de religiosas y religiosos a sumarse a la propuesta. Vendrán los encuentros de jóvenes, el periódico Denuncia, la revista Encuentro, la creación de un movimiento juvenil que requerirá acompañamiento, asesoría y formación.
Con los Jesuitas fundó el Instituto Latinoamericano de Pastoral Juvenil IPLAJ, con el fin de formar líderes juveniles de la teología de la liberación, la educación popular y la sociología de la dependencia capaces de asumir e impulsar los vientos renovadores. En 1976 se conoció la orden del cardenal Aníbal Muñoz Duque, arzobispo de Bogotá y su obispo auxiliar, Alfonso López Trujillo, de clausurar tanto el proyecto de catequesis como el IPLAJ. Cerrados los espacios de la iglesia, había que crear alternativas fuera del alcance de la jerarquía. Con un grupo de educadores –Lola Cendales, Germán Mariño, Ovidio López- da vida a “Dimensión Educativa” para dinamizar la pedagogía de Paulo Freire y la teología de la liberación a través de la investigación, la producción de materiales y la formación de
educadores populares. Con los materiales de Dimensión Educativa, Mario recorrerá el país visitando grupos juveniles y diversos procesos eclesiales. En las visitas hacía talleres de teología de la liberación y alfabetización popular. Estos recorridos dará como resultado la creación en 1979 de una coordinación de iglesia popular y de la publicación de la revista “Solidaridad.
Aportes cristianos para la liberación” que funcionará hasta el año de 1991. Mario será el asesor, acompañante y formador más activo y comprometido al servicio de esta articulación y uno de los colaboradores más frecuentes de la revista. Luego del triunfo de la Revolución Sandinista en 1979 en Nicaragua, el sacerdote jesuita Fernando Cardenal, ministro de educación, invita a Mario y al grupo de Dimensión Educativa a hacer parte del equipo que diseñará y ejecutará la Cruzada Nacional de Alfabetización en 1980. Desde entonces y durante diez años de revolución, Mario será uno de los más fervientes animadores de la solidaridad con Nicaragua y con el proceso
centroamericano.
Será co-creador de una multitud de proyectos emancipadores: desde un jardín infantil en el sector Potosí de Ciudad Bolívar (Bogotá) hasta el Servicio Catequístico Salesiano, desde los talleres de teología popular hasta la red juvenil de bandas sinfónicas, desde los congresos de educación religiosa escolar (ERE) hasta la misión juvenil por la vida, la justicia y la paz; desde la asociación de vecinos solidarios AVESOL hasta la docencia en la facultad de teología de la Universidad Javeriana, etc…son muchas las experiencias que tuvieron el impulso inicial y el acompañamiento inspirador en Mario. Su creatividad en la producción de materiales es inmensa y diversa: módulos y folletos para la formación (de catequistas, de educadores, de líderes juveniles), audiovisuales, revistas, libros, periódicos, cartillas, ponencias, conferencias, mosaicos, tarjetas, afiches, contra-carteles, novenas, etc. Todos ellos fruto de su trabajo investigativo, de sus
intuiciones pedagógicas, de sus búsquedas intelectuales y de los desafíos de los procesos que acompañó.
En 1991 aparece un cáncer linfático en su sangre. Después de muchos exámenes tiene la buena noticia de ser sometido a un trasplante de la médula ósea, operación exitosa realizada en la Clínica Marly de Bogotá. Sobrevivirá 28 años.
A Mario le gustaba que todas las personas lo llamáramos por su nombre: “Mario”, suscitando así cercanía, confianza, acogida, sencillez, cariño; fue su actitud siempre de maestro y hermano, a la manera de Jesús con el corazón de Don Bosco. Amó la vida y la sembró abundantemente en sus muchas obras, palabras y escritos. Amorosa vida testimoniada cada día en su sonrisa, su gracia, sus palabras, su sabiduría, su generosidad.
Su vida fue ante todo una bella historia de fe comprometida con la educación transformadora en donde los pobres y los jóvenes son protagonistas en la construcción de otro mundo mejor posible!
Fernando Torres Millán
Teólogo y educador popular
