Noticias

Confederación Católica de Educación - CONACED BOGOTÁ
13
Ene

FRATERNIDAD – COMUNIDAD DE APRENDIZAJE EN ESPERANZA

Él dijo: El que practico la misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo. Lc. 10, 37

La Federación Conaced Bogotá y Cundinamarca agradece a cada maestro y maestra que con su testimonio de vida hacen posible las ilusiones y las esperanzas de las familias, los niños y los jóvenes.

La situación que vivimos este año 2020, por la pandemia, nos enseñó a responder con creatividad y alteridad a las nuevas exigencias de un proceso educativo virtual desde la casa. Estamos seguros que hemos aprendido a desaprender y que hemos adquirido nuevos aprendizajes. Con la fuerza del Espíritu de Jesús Maestro hemos logrado conducir y conducirnos por cañadas oscuras Sal. 23 y hemos remado juntos, en la barca de la educación, hacia el mismo horizonte. Sentimos miedo ante las oscuridades, pero la fuerza del caminar juntos nos devolvió la esperanza para continuar juntos haciendo el camino de la vida.

La vocación de maestra y maestro exige disponibilidad. Ser educador es vivir desde el corazón el gusto y la voluntad de acompañar, comprender, escuchar, orientar y compartir la vida con el “otro”, es decir, con la otredad, con lo que no soy yo; con lo diferente.

La disponibilidad vocacional del maestro es donación en la entrega compasiva y misericordiosa en la misión de ayudar a descubrir y a sacar a la luz todas las capacidades de aquel a quien acompañamos y es, a la vez, compañero. Somos acompañados y acompañantes. Aprendemos y enseñamos en el camino educativo de la vida.

La misión del educador católico es acompañar desde el corazón a la persona para que logre ser ella misma en su total identidad. Por lo tanto, la educación católica tiene hoy, la misión de cuidar la vida y enseñar a vivir en comunión con el otro.

La sinodalidad propuesta por el Papa Francisco nos invita a “caminar juntos”.  Caminar juntos es saber acompañar al que se queda de ultimo en el peregrinar de la vida. El compromiso del compañero de camino es compartir la vida con el otro, esto exige una experiencia de comunidad donde se comparte la vida. Un proceso educativo de calidad humana requiere, como fundamento, una experiencia profunda de comunión y de comunidad. Nadie educa a nadie, nos educamos en comunidad planteaba el pedagogo brasilero Paulo Freire. Esto nos hace pensar que la comunidad se convierte en escuela. La familia como experiencia de comunidad es un proceso educativo esencial y fundante en la vida de la persona. La escuela ha de constituirse, con todos sus integrantes, en comunidad que aprende y enseña, para hacer posible la misión que le ha encargado la sociedad.   Una comunidad de aprendizaje conformada por la familia, maestros, orientadores, comunidad circundante, etc, unida por la vocación y la misión de acompañar-educar, desde el corazón, para una vida abundante y feliz.

Educar desde el corazón es cordialidad educativa. La misión de educar no se puede realizar sin afecto y sin amor. Como nos lo plantea el Papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti “La atención afectiva que se presta al otro, provoca una orientación a buscar su bien gratuitamente” FT 93. El educando como “ser amado es estimado de alto valor” por quien le acompaña en su proceso para sacar a la luz su tesoro escondido.

 

JOSE MARIA FLOREZ JAIMES, CMF

Presidente

Dejar un Comentario